UN BUEN HOMBRE (SEGUNDA PARTE)

Si te perdiste la primera parte o simplemente quieres recordarla, puedes encontrarla aquí.

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- Los americanos ya lo saben, Oleg.

Penkovsky sonrió con melancolía. 

- Sí. Lo sé. Lo sabían.

El coronel Oleg Penkovsky, coronel del GRU, la Inteligencia Militar Soviética, había estado informando a los americanos a través del MI6, pese a todos los desaires que la agencia norteamericana le había hecho. ¿Y ahora venían a decirle que ya lo sabían? Posiblemente si lo hubieran escuchado en su momento, todo esto se podría haber evitado.

- Todo el mundo lo sabía. Todos menos Kennedy – puntualizó el coronel.

Chisholm, la agente de enlace entre Penkovsky y la CIA, compartía en parte el pesimismo del coronel.

- Kennedy ha dicho que estamos en DEFCON 2 – comentó mirando a la nada la chica -, estamos en guerra.

No, no estaban en guerra. Ni Kennedy lo permitiría ni Kruscheff tampoco. 

- Voy a morir – sentenció Penkovsky, como si no hubiera escuchado a su compañera -. Voy a morir por nada. 

- Bueno… Vas a morir por saber quién la tiene más grande – ambos rieron de buena gana -, vas a morir como todos nosotros, Oleg. Es el trabajo que elegimos.

- Creo que a veces nos equivocamos con las elecciones que hacemos en nuestras vidas. El servicio por el país equivocado, derramamos sangre por causas que no lo merecen. Lo mismo pasa con los amigos, con la familia… Queremos irnos de este mundo con las manos llenas, pero en el ataúd solo cabe una cosa, uno mismo.

- Seremos héroes – comentó no muy convencida Chisholm.

- ¡Oh, sí! – Dijo con ironía el coronel -, eso es tan occidental.

- También muy oriental.

Ambos se miraron seriamente. Tenían una amistad sincera, se arriesgaban mucho y prácticamente estaban solos en territorio enemigo. Con algo muy importante entre manos.

- Puede que no seamos tan distintos –dijo, al fin, Penkovsky.

- Te necesitamos, Oleg. 

Penkovsky había estado pasando secretos rusos desde hacía un par de años. En sus informes relataba detalladamente todo lo concerniente a la política rusa con respecto a Cuba, cómo realizaron acuerdos diplomáticos a través del agente Anastas Mikoyan; la indecisión acerca de las tendencias políticas de Fidel Castro… Incluso el quebradero de cabeza que se trajo Kruscheff en Bulgaria donde no paró de ir de un sitio a otro pensando en cómo joder a los americanos tras enterarse del desastre en Bahía de Cochinos. No, puede que Kennedy fuera un ingenuo y le faltase experiencia; pero Kruscheff estaba loco y necesitaba una oportunidad por lo que el presidente americano y el general Clay le habían hecho en Berlín Occidental, con el reforzamiento militar de esa zona.

Según Chisholm los aviones espías U2 habían confirmado lo que Penkovsky había dicho acerca del tipo de misiles y la ubicación exacta de las plataformas de lanzamientos. Esto había hecho saltar la alarma, pero un analista de la CIA le había recomendado al Presidente que dejase la situación en manos de la Inteligencia. Así que, mientras Kennedy intentaba ganar tiempo antes de descolgar el teléfono rojo, sus espías debían recabar toda la información posible para poder contraatacar al Telón de Acero. 

- Oleg, siempre puedes dejarlo. Desaparecer, si es que en este mundillo en las sombras se puede desaparecer realmente – continuó diciendo ella tras ponerlo al tanto -, pero piensa que igual que tú puedes morir por nada, cientos de personas pueden morir por nada.

- ¿Qué harás tú? – quiso saber el coronel.

- Debo volver a Londres. Tenemos otro doble agente trabajando para la hoz y el martillo y tenemos que localizarlo antes de que nos haga más daño.

Chisholm se levantó del banco donde se habían reunido para marchar cuando él la llamó por su nombre de pila, cosa que no había hecho nunca antes.

- Janet, ¿soy un buen ruso?

- Eres un buen hombre. Eso está por encima de todo – contestó con franqueza y una hermosa sonrisa.

(continuará)

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