LAS MOCEDADES DEL CID

ACTO I

[...]
versos 358 al 397

DIEGO LAÍNEZ

Portada original de la obra teatral «Las Mocedades del Cid», de 1618
Imagen by Wikipedia
¡Cielos! ¡Peno, muero, rabio!...
No más báculo rompido,
pues sustentar no ha podido
sino al honor, al agravio.

Mas no os culpo, como sabio.
Mal he dicho... perdonad:
que es ligera autoridad
la vuestra, y sólo sustenta
no la carga de una afrenta,

sino el peso de una edad.

Antes con mucha razón
os vengo a estar obligado,
pues dos palos me havéys dado
con que vengue un bofetón.

Mas es liviana opinión
que mi honor fundarse quiera
sobre cosa tan ligera.
Tomando esta espada, quiero
llevar báculo de acero
y no espada de madera.

Si no me engaño, valor
tengo que mi agravio siente.
¡En ti, en ti, espada valiente,
ha de fundarse mi honor!
De Mudarra el vengador
eres; tu acero afamólo
desde el uno al otro polo:
pues vengaron tus heridas
la muerte de siete vidas,
¡venga en mí un agravio solo!

Esto ¿es blandir o temblar?

pulso tengo todavía;
aún yerve mi sangre fría,
que tiene fuego el pesar.
Bien me puedo aventurar;
mas ¡ay cielo! engaño es,
que qualquier tajo o revés
me lleva tras sí la espada,
bien en mi mano apretada
y mal segura en mis pies.


[...]


-Guillén de Castro-



Las Mocedades del Cid se encuadra dentro de la Primera parte de las comedias de don Guillén de Castro, publicadas en Valencia, en la Impresión de Felipe Mey en 1618. Es una obra teatral de carácter histórico-legendario, inspirada en el ciclo de romances sobre el Cid, cuyo tema principal es la gestación del héroe desde su mocedad hasta el máximo encumbramiento como gran guerrero, buen vasallo, perfecto cristiano y amante e hijo ejemplar.

Ha sido considerada tradicionalmente por la crítica como la obra cumbre de Guillén de Castro. La intriga desciende de una cadena que conecta la épica tardía de las Mocedades de Rodrigo y las crónicas alfonsíes con el romancero y de ahí se refunde en la tradición dramática de utilizar las leyendas históricas para crear un teatro nacional, labor que se debe tanto a Lope de Vega como a Guillén de Castro. 

Esta obra gozó de difusión universal gracias a la versión que de ella hizo Pierre Corneille en Le Cid en 1636. El dramaturgo francés sigue de cerca la trama de Las mocedades, traduciendo versos enteros del autor español.​ La tragedia de Corneille ha sido el punto de partida de posteriores recreaciones literarias, musicales y fílmicas.

Guillén de Castro y Bellvís, en valenciano Guillem de Castro, es considerado como el más importante  exponente de la escuela valenciana de fines del siglo XVI y uno de los más señeros de la comedia nueva lopesca, desarrollada a partir de la irrupción en el teatro de Lope de Vega. Contando sus comedias publicadas —un total de 26— y las que se le pueden atribuir, se conservan de este autor alrededor de 35 obras dramáticas.


Retrato de Guillén de Castro
Imagen by Biografías y vidas

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