Ella ha tocado fondo... en eficiencia.

Esa palabra no la había escuchado nunca, al menos, que ella recordara, pero le llamó mucho la atención: «afiche». 

—Papá, ¿qué es un afiche? 

—Me suena a que sea un complemento, un aderezo… 

—¿Cómo los pendientes o los anillos? 

—Sí, algo así. 

Pasaron los años y llegó la hora de decidir qué iba a estudiar; se decantaba más por las letras, aunque sabía que no daban casi ni para subsistir. 

Periodismo, filología, filosofía… en esas estaba cuando vio el cartel de una exposición: «Afiches antiguos y publicidad»; así que se dispuso a ver abalorios y bisutería usados en los anuncios. 

Su sorpresa vino cuando empezaron a mostrarse durante el recorrido, todo tipo de carteles antiguos usados para anunciar las cosas más diversas. Resultó que la palabra olvidada reaparecía ante ella con el significado que siempre tuvo: «impreso, generalmente de gran tamaño, que se emplea para propaganda o con fines informativos y que se fija en paredes y lugares públicos». 

Carteles publicitarios. Muchos ya obsoletos por demasiado antiguos, otros curiosos, simpáticos, atrevidos para su época y hasta cómicos; sin embargo, demasiados, bastante machistas, especialmente algunos. 

Fue como una revelación para ella: ¡iba a ser publicista! Tenía que contrarrestar años de «afiches históricos».

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