De color azul es el infinito,
línea donde fijo la mirada,
desde esta orilla tan bien decorada
de conchas y espumas cumpliendo un rito.
Aquí voy dejando mis pensamientos,
unos en el mar, otros en el cielo,
porque olas y nubes no guardan duelo
lavando pesares sin miramientos.
La arena escurriéndose entre mis dedos
rememora el transcurrir de la vida.
Solo podemos atrapar recuerdos.
Por eso en la playa rezo mis credos,
lugar de paz y magia definida
capaz de resarcir hasta a los cuerdos.
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