Guzmán de Alfarache
Cuenta Guzmán de Alfarache lo que le aconteció con un capitán y un letrado en un banquete que hizo el embajador.
«Son tan parecidos el engaño y la mentira, que no sé quién sepa o pueda diferenciarlos. Porque, aunque diferentes en el nombre, son de una identidad, conformes en el hecho, supuesto que no hay mentira sin engaño ni engaño sin mentira. Quien quiere mentir engaña y el que quiere engañar miente. Mas, como ya están recibidos en diferentes propósitos, iré con el uso y digo, conforme a él, que tal es el engaño respeto de la verdad, como lo cierto en orden a la mentira, o como la sombra del espejo y lo natural que la representa. Está tan dispuesto y es tan fácil para efectuar cualquier grave daño, cuanto es difícil de ser a los principios conocido, por ser tan semejante a el bien, que, representando su misma figura, movimientos y talle, destruye con grande facilidad».
[…]
«Es verdugo del bien, porque con aparente santidad asegura y ninguno se guarda dél ni le teme. Viene cubierto en figura de romero, para ejecutar su mal deseo. Es tan general esta contagiosa enfermedad, que no solamente los hombres la padecen, mas las aves y animales. También los peces tratan allá de sus engaños, para conservarse mejor cada uno. Engañan los árboles y plantas, prometiéndonos alegre flor y fruto, que al tiempo falta y lo pasan con lozanía. Las piedras, aun siendo piedras y sin sentido, turban el nuestro con su fingido resplandor y mienten, que no son lo que parecen. El tiempo, las ocasiones, los sentidos nos engañan. Y sobre todo, aun los más bien trazados pensamientos. Toda cosa engaña y todos engañamos en una de cuatro maneras».
[...]
«Son tan parecidos el engaño y la mentira, que no sé quién sepa o pueda diferenciarlos. Porque, aunque diferentes en el nombre, son de una identidad, conformes en el hecho, supuesto que no hay mentira sin engaño ni engaño sin mentira. Quien quiere mentir engaña y el que quiere engañar miente. Mas, como ya están recibidos en diferentes propósitos, iré con el uso y digo, conforme a él, que tal es el engaño respeto de la verdad, como lo cierto en orden a la mentira, o como la sombra del espejo y lo natural que la representa. Está tan dispuesto y es tan fácil para efectuar cualquier grave daño, cuanto es difícil de ser a los principios conocido, por ser tan semejante a el bien, que, representando su misma figura, movimientos y talle, destruye con grande facilidad».
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«Es verdugo del bien, porque con aparente santidad asegura y ninguno se guarda dél ni le teme. Viene cubierto en figura de romero, para ejecutar su mal deseo. Es tan general esta contagiosa enfermedad, que no solamente los hombres la padecen, mas las aves y animales. También los peces tratan allá de sus engaños, para conservarse mejor cada uno. Engañan los árboles y plantas, prometiéndonos alegre flor y fruto, que al tiempo falta y lo pasan con lozanía. Las piedras, aun siendo piedras y sin sentido, turban el nuestro con su fingido resplandor y mienten, que no son lo que parecen. El tiempo, las ocasiones, los sentidos nos engañan. Y sobre todo, aun los más bien trazados pensamientos. Toda cosa engaña y todos engañamos en una de cuatro maneras».
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-Mateo Alemán-
*Fuentes: Biblioteca Virtual Fundación Cervantes y Wikipedia.
*Fragmento del capítulo III, parte II.
«Guzmán de Alfarache» es una novela picaresca escrita por
Mateo Alemán y publicada en dos partes: la primera en Madrid en 1599, con el
título de «Primera parte de Guzmán de Alfarache» y la segunda en Lisboa en 1604,
titulada «Segunda parte de la vida de Guzmán de Alfarache, atalaya de la vida
humana».
La obra relata las andanzas de un joven pícaro desde el
punto de vista autobiográfico del mismo personaje una vez llegado a la edad
madura. Por esta razón la obra contiene a partes iguales aventuras picarescas y
comentarios de índole moralizante a cargo del narrador adulto, que se distancia
e incluso reprueba su vida pasada. El Guzmán de Alfarache, de este modo, está
concebido ya desde el prólogo como un extenso sermón doctrinal dirigido a una
sociedad pecadora, y fue recibido como tal por sus contemporáneos; es, pues, un
híbrido entre una novela de entretenimiento y un discurso moral.
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| Imagen: Grabado de la portada de «Vida y hechos del pícaro Guzmán de Alfarache, atalaya de la vida humana», Amberes, Jeronymo Verdussen, 1681 |



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