LOS PÁJAROS DE MI CABEZA

Pensó que todo aquello que la rodeaba no era verdad: ni el tráfico, ni la gente, ni el ruido, ni el frío, ni el calor, ni tan siquiera las sonrisas. No, no podía ser verdad. Porque, si fuese verdad, todo lo demás también lo sería, y no podría superar toda aquella avalancha de hechos, comportamientos y opiniones que se le antojaban absurdas e incomprensibles.

¿Cómo sobrevivir a las cabezas cuadriculadas y enjauladas de la gente? ¿Cómo hacerles ver que la vida era algo más que nacer, crecer, estudiar, seguir estudiando, estudiar más, ir a votar, trabajar, hipotecarse, casarse, votar al contrario, tener un perro, reproducirse, seguir trabajando, estudiar otra vez, cambiar de opinión, sufrir achaques y morir? Que la vida estaba llena de sueños, colores, sensaciones, escalofríos, orgasmos, luz, sombras, sorpresas, besos, piel y entrañas.

Y pájaros en la cabeza, muchos, tantos, que casi podría echar a volar. Los pájaros la salvaban del mundo; sin ellos, la vida le pesaba demasiado.

Se colocó los auriculares, subió el volumen de la música y caminó despacio, observando con otros ojos cómo la gente apretaba el paso para llegar a ninguna parte, enfadados por nada y nerviosos por todo.

Y echó a volar.



Este texto fue publicado por primera vez el 23 de febrero de 2019.

Mujer con pájaros que sobrevuelan su cabeza y el mensaje «prefiero los pájaros de mi cabeza a las jaulas de vuestas mentes».
Imagen by Libre Pensamientos

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