PADRES

Siempre pensé que ser hijo no era fácil. 

Especialmente cuando pasada esa etapa en la que se le venera, entras en aquella otra en la que ni el papel del hijo ni el del padre están bien definidos. Entonces nace una tempestad movida por la incertidumbre. Esa que lleva a un sentimiento parecido al odio que no es otra cosa que un amor furioso. 

Lo veo caminar por el pasillo, con paso firme y seguro de sí mismo. Apenas le he visto dudar y nunca jamás le he visto llorar. Y voy tras él. No seré yo el idiota que lo vaya a dejar escapar. 

Me siento a su vera y dejo que me cuente todo lo que palpita en su interior. Él se desahoga y yo pongo mis cinco sentidos en cada una de las palabras que pronuncia 

Mi padre nunca comprendió mis sentimientos, tampoco mis pensamientos o mis luchas. Pero siempre me regaló lo más preciado que tenía, su tiempo y su empeño. El tiempo para estar conmigo y el empeño en que yo fuese mejor. En que mi vida fuese mejor. 

Termina de hablar y me mira como yo miraba a mi padre. 

Siempre pensé que ser hijo no era fácil. Ser padre tampoco. 

«Gracias, papá»

La silueta de un padre y su hijo caminan hacia el sol del atardecer
Imagen by Emedemujer

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