La montaña y el pez


Con un título así se hace difícil escribir algo que tenga sentido.


Si la montaña no va a Mahoma… pero, ¿y el pez?. Si un río baja de la montaña, también podría ir remontando como un salmón hasta llegar arriba. No tiene sentido.

Nada tiene sentido, salvo la certeza de que las montañas y los peces llevan ahí muchos más años que nosotros. Si descendemos de los peces de la misma forma que lo hacemos del mono, también podríamos subir montañas si nos lo proponemos.

El Etna ha entrado en erupción; Sicilia tiembla. El Hanneke Krakatoa también vomita. Quizá todos los volcanes se hayan puesto de acuerdo para empezar a hablar de sus siglos en silencio. Quizá solo sea una forma de llamar nuestra atención y recordarnos que son más poderosos que todos nosotros, que todos los peces, los monos y los humanos. Que son capaces de formar montañas, islas, países… los mismos que nos empeñamos en invadir, destruir, empobrecer, empequeñecer.

La montaña y el pez están aquí desde siempre, no empezaron cuando nosotros les dimos nombre. No aparecieron por voluntad nuestra.

Nos iremos y seguirán estando, si no nos comemos antes los unos a los otros.

Salmones subiendo el río.
Imagen by fundacionaquae.org



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