CHRISTINE DE PIZAN, la primera escritora profesional de la historia

Desde tiempos inmemoriales las mujeres han formado parte, de un modo u otro, del mundo de la literatura. No obstante, no fue hasta el siglo XIV cuando una mujer pudo ganarse la vida escribiendo de forma profesional. Ella era Christine de Pizan, una filósofa, escritora y poeta humanista que está considerada precursora del feminismo occidental.

En esa época, de la mujer no se esperaba mucho más que dar a luz y cuidar de la casa y los hijos. Por ello resulta sorprendente descubrir que fueron dos hombres los que la alentaron a desarrollar sus dotes intelectuales. Uno de ellos era su padre, Tomás de Pizan, un físico, astrólogo y canciller de Venecia. Su prestigiosa reputación había llegado a oídos del rey Carlos V de Francia, que no dudó en hacerle una oferta para incorporarse como alquimista y astrólogo real de su corte. En un entorno de semejantes características, Christine pudo desarrollar sus intereses intelectuales, aunque lo hizo de manera autodidacta.

Su segundo impulsor fue Etienne de Castel, un notario y secretario del rey francés con el que acabó contrayendo matrimonio cuando cumplió quince años. Ambos estaban profundamente enamorados, Etienne admiraba a la que consideraba su musa. Sabía lo inteligente que era su joven esposa y por ello, desde el primer día, la ayudó a continuar escribiendo, pues sabía que esa era su gran pasión. Christine había logrado algo que parecía inalcanzable en la época: un perfecto equilibrio entre el matrimonio y el trabajo.

Pero su vida cambió de un día para otro cuando, debido a una enfermedad, su padre fallecía en 1390. Pocos meses después, Étienne también moría de forma repentina. Christine quedó viuda y sin padre con tan sólo 25 años. Pese a su juventud, tenía que hacerse cargo de sus tres hijos, su anciana madre y una sobrina. Desde la corte le ofrecieron dos opciones: ir a un convento o volverse a casar. Pero ninguna de esas opciones estaba en la mente de la muchacha, así que tomó una tercera y valiente alternativa: seguir escribiendo.

Su perseverancia dio pronto frutos. Los miembros de la corte conocían su destreza con las letras, por lo que decidieron darle una oportunidad a cambio de que escribiera una elegía del ya fallecido Carlos V. Nacía así su primera obra escrita por encargo y con la que la joven ganó una importante recompensa: El libro de los hechos y las buenas maneras del sabio rey Carlos V.

La satisfacción fue tal que empezaron a pedirle escritos de todo tipo. De este modo, Christine pudo mantener a su familia con una obra que pasó de hablar de historias de amor a temas más comprometidos, como la filosofía, la política, la historia o el derecho de la mujer en la sociedad. Sobre esta última temática hablaba su obra más conocida: "La ciudad de las damas" (1405), un alegato a favor de las mujeres para las que reclama su lugar en el mundo, así como una clara crítica a la misoginia imperante en la época medieval.

Así, relata en el primer capítulo de su Ciudad:

“Me preguntaba cuáles podrían ser las razones que llevan a tantos hombres, clérigos y laicos, a vituperar a las mujeres, criticándolas bien de palabra, bien en escritos y tratados. No es que sea cosa de un hombre o dos (…) sino que no hay texto que esté exento de misoginia. Al contrario, filósofos, poetas, moralistas, todos –y la lista sería demasiado larga–, parecen hablar con la misma voz (…). Si creemos a esos autores, la mujer sería una vasija que contiene el poso de todos los vicios y males”.

La autora decide fiarse más de su experiencia que de los escritos masculinos y con esa idea escribe “La ciudad de las Damas”. En ella, defiende la imagen positiva del cuerpo femenino, algo insólito en su época, y asegura que otra hubiera sido la historia de las mujeres si no hubiesen sido educadas por hombres. Sorprendentemente, elogia la vida independiente y escribe: “Huid, damas mías, huid del insensato amor con que os apremian. Huid de la enloquecida pasión, cuyos juegos placenteros siempre terminan en perjuicio vuestro”.

En sus libros, fundamentalmente políticos, de instrucción moral, civil y jurídica e históricos, Christine abordó temas como la violación o el acceso de las mujeres al conocimiento. Ya en su época, se la consideró como la primera mujer que se atrevió a rebatir los argumentos misóginos en defensa de los derechos de las mujeres. De Pizan falleció a los sesenta y seis años en la abadía de Passy.

La ciudad de las Damas se adjudicó a Boccaccio hasta 1786, cuando otra mujer, Louise de Kéralio, recuperó para Christine de Pizan la autoría de su libro.



*Fuentes: La vanguardia y nuriavarela.com


Grabado de época de Christine de Pizan
Imagen de La Vanguardia



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