REINO HELADO

Con mucha paciencia y mimo, la Navidad prepara el terreno de caza; nos regala el aroma de las castañas asadas, las apabullantes luces que inundan de color e historias algunas calles, las sonrisas de los inocentes, los sueños de los niños… Trampa de terciopelo que oculta momentos que solo tiene este Reino Helado, aquellos de las miradas perdidas en algún reflejo donde perdimos la infancia, la culpa y seres queridos. Aquellos en los que queremos creer y pedir un milagro. 

Silenciosos móviles realizan un sinfín de fotografías para capturar el alma, la esencia, de la Navidad que ya nunca volverá a ser, con el hambre voraz de quienes no quieren olvidar que fueron felices o fingieron serlo. 

Reuniones clandestinas de amigos y familiares, un alto el fuego “cariñoso”, porque estos son los momentos que importan; con la benevolencia del calor del hogar que nos acoge. 

Los muertos y los recuerdos ocupan delicadamente sus respectivos lugares, llueven las lágrimas furtivas y las sonrisas comprensivas por los amores que no volverán. 

Y todo mientras miramos de soslayo el móvil, esperando que ocurra un milagro de la Navidad. 

Cuando el milagro es que estamos viviendo esta Navidad juntos. 

La Navidad que no volverá a ser.

Copos de nieve se alinean para formar un árbol de navidad que ilumina la oscuridad de fondo
Imagen by bungalowsclub.com

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