ME VENDO

Ya se va acercando la hora. Voy a prepararme para ir a trabajar. Trabajar… muchos dicen que esto no es un trabajo. Y yo digo que soportar a todos esos pesados sobre mi conciencia no es una tarea fácil precisamente.

Soy afortunada. Puedo elegir a los clientes y puedo negarme. Trabajo para mí misma. Yo pongo mis horarios, y, si quiero desentenderme un día, lo hago. Otras no tienen tanta suerte, son explotadas de mala manera. Aunque mi teléfono no pare de sonar. Después, las llamadas y los whatsapp entran a todas horas. Me buscan todo el tiempo, todos los días. A veces, meto el móvil en un cajón. Maldigo el día en que puse mi número personal en aquel primer anuncio. Errores de novata.



Dice una amiga que, sin nosotras, muchos matrimonios se romperían. Que somos necesarias, que hacemos un trabajo indispensable para la sociedad.

¡Mierda! Llego tarde a la primera cita, y me vendo muy cara. Me tocará aguantar alguna queja. «Haber estudiado… otra cosa», me dicen algunos. Y es que la Psicología no está pagada ni con todo el oro del mundo.

Cartel de "me vendo". Negro con las letras en color naranja.
Imagen en Comunidad IEBS

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