UNA PRECIOSA MENTIRA

Una vez soñé con ser escritor, con llegar a ti; aunque solo fuese rozándote con la punta de mis dedos. 

Entre tú y yo solo hubo una mirada de distancia; la más temeraria, la más difícil, la más tierna. Tus ojos que parecían buscar, con toda su inocencia, una explicación, el tono de tu voz, la sonrisa sincera, tus manos acariciando las páginas de algún libro perdido en océanos de tinta, se convirtieron en la adrenalina que necesitaba mi corazón. 

Quise alcanzarte, pero desapareciste en ese océano. 

Nadie más notó tu ausencia, pero te busqué todos los días. Prometí encontrarte, aunque derrochase toda mi vida en ello. Conocí personas de todas las raleas, piratas y honestos, que me presentaron otros mundos, me regalaron mil aventuras que vivir y me hicieron ser quien soy. 

Me impulsaron a escribir… Y te encontré entre mis propias letras. 

El corazón volvió a latir con fiereza, lleno de ímpetu aventurera que contagiaría a todos mis lectores. Conseguí, conseguimos, uno de esos finales donde se comen perdices. 

Aunque en el fondo, todo es una mentira. 

Una preciosa mentira con la que alentar mis sueños de que algún día te encontraré.

El rostro de una chica queda oculto por un libro en blanco
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