TRISTE II

Qué triste se ve
toda la extensión de trigo seco.
El viento quema la piel
como las penas el alma.

La tierra, surcada de grietas,
habla de soledad,
de la falta de latido
que riegue los pasos.

Qué amarilla y yerma y árida y tórrida
es la pena que no tiene reflejo.

Qué triste se ve
la ola que surca el mar desde el horizonte.
El viento tapa los oídos
como las lágrimas inundan el corazón.

El mar rompe en espuma,
cantando los días acompañados
de ilusiones y miradas
que daban sentido a las horas.

Qué azul y húmeda y viva y fresca
es la tristeza que nace del amor.

Porque ese mar de lágrimas,
que nace de la falta del ser querido,
es una tristeza viva
que late,
que vibra,
que riega,
que se lleva las penas,
cual ola en la orilla de la felicidad,
de haber amado
y no dejar de hacerlo
                                    nunca.

Atardece en una playa de fina arena y mansas olas.
Imagen by Luis Jacobo Ariza Jiménez

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