LORCA ES VIDA




Lorca fue uno de los primeros fusilados después del golpe de Estado del régimen franquista.

Fueron directamente a exterminar al poeta.

El único fin del fascismo es enterrar la esperanza de la gente.

Y las palabras son sin duda el cordón umbilical de la esperanza.

Las que permitan que los pensamientos libres.

Nazcan.

Las de Federico García Lorca eran palabras hueso llenas de carne.

Adornadas con raíces.

De esas que pueden ser transplantadas de un corazón a otro.

Y aun así seguir sobreviviendo.

Lorca era un hombre profundamente enamorado del misterio.

De esos que hacen alquimia con la existencia.

Y te la devuelven oscura, distinta y reluciente.

Mejor.

Un hombre comprometido con la belleza y el dolor.

Que nos regaló un modo de resistirnos.

A Lorca se le lee con los dedos manchados.

Porque leerle es como comer con las manos y que te chorree hasta el pecho.

Y luego ya hueles todo el rato a él.

El cuerpo de Lorca se descompuso en una cuneta.

Como mala hierba en una sequía que no acaba.

Como los bordes de una manzana mordida.

Los cuerpos de los que le mataron y de quien inició una guerra y sumió al país en una dictadura que duró cuarenta años descansan en lugares importantes a la vista de todos.

Para que no olvidemos nunca que los rojos fuimos los vencidos.

El imaginario de Lorca le sobrevivió a su cuerpo.

Y aunque seguro que lo intentaron no pudieron disparar a su voz.

Que huyó como el aire hasta nuestros días.

Lorca nos ha dado la posibilidad de ahondar en el mundo.

De comprendernos.

De luchar con el verbo encaramado a los hombros.

Nos ha dado memoria que cascabelear.

Esa sin la que el futuro se vuelve un lugar miserable.

Dijo Lorca que no era un hombre, ni un poeta, ni una hoja, sino un pulso herido que presiente el más allá.

Nosotros y nosotras somos ese más allá presentido.

Que al recordarle mantenemos su pulso herido.

A lo largo de este espacio, esta ilusión, este tiempo, esta decepción, este asombro, esta injusticia, este remolino y esta cicatriz de nuevo abierto.

Que es la vida.


Roy Galán

Federico García Lorca posa con la mano en la mejilla. Blanco y negro.
Imagen de archivo

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