SEÑOR MULHACÉN

El cielo aquí está tan cerca
que bañarse en su reflejo
ya no es utopía.

La fuerza del sol recuerda
la lejanía de casa.
Solo las pequeñas flores nacen
en torno a las frías y grises pizarras.
Aún queda nieve al resguardo
del sol y el viento.
En otro tiempo, eran perpetuas aquí.

La inmensidad de la montaña
recorta el horizonte difuso
de la percepción.
Exhausto, tomas conciencia
de tu pequeñez.

La soledad que impone
el rugido del viento,
golpea recuerdos
y deshace preguntas.

Buscas la risa compañera.
Igual que el agua sale de su remanso
para generar vida desde lo alto hasta el valle,
tú buscas el paso, la voz, la mirada amiga
que dé color a la montaña.

El suelo aquí está tan lejos
que volar al abrazo del viento
casi no es utopía.

Señor Mulhacén,
tenga nuestro respeto.
Gracias por acercar a los amigos.
Gracias por mostrarnos nuestro interior.

Ya no eres utopía.



Laguna de la Caldera y pico Mulhacén, en Sierra Nevada.
Imagen by WEEKY

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