ESA BATALLA

A menudo, los labios más urgentes,
no tienen prisa dos besos después.
-Joaquín Sabina- 

El campo de batalla se ha preparado
a base de miradas y traviesos gestos.
Ambos esperan el momento preciso
de abalanzar sus ejércitos hacia el otro.
La impaciencia es a la vez amiga y enemiga.

Las distancias se acortan casi sin querer.
Los susurros van acercando las manos
que poco a poco se encienden.
Las sonrisas son aliciente para los labios
que se relamen imaginando la batalla.

La luna señala el momento y los labios
se juntan iniciando la contienda.
Las lenguas se suman al combate
que crece en intensidad 
a la vez que disminuye el aire.

A la urgencia se suman manos y sueños,
y los labios extienden la batalla
hacia el infinito de la piel.
La tregua se pacta cuando se cruzan
de nuevo las miradas.

El corazón marca ahora los tiempos.
Y es que los labios más urgentes
no tienen prisa dos besos después.


Dos caras, cortadas a la altura de la boca, se besan, preludio de lo que está por llegar.
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