Camino a París


Nube a la que me abrazo,
nube que abrazas la montaña y el cielo.


De plata y de agua, 
lengua blanca y fría de acero.

Enredas el aire que me envuelve,
como algodón fino que todo lo teje.


Explosión de verdes y marrones,
ocres, cenizas, blancos y negros.


Donostia callada, eres todo misterio,
conduzco absorta, atenta, en silencio.

Paisaje verde con nube blanca al atardecer
Imagen by Auxi Liáñez Andrades

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