AL OTRO LADO DE LA LÍNEA

Era muy tarde y estaba tirada en el sofá, medio dormida. Su gata cabeceaba a su lado, buscando calor y compañía. 

De repente, en el silencio de la noche, sonó el teléfono. Pero no era el móvil… se trataba del fijo, aquel aparato siempre callado, que usó su madre durante tantos años. Seguía manteniendo la misma línea que su familia había tenido durante 40 años. 

Volvió a sonar. No iba a responder, pero… ¿y si era alguien de la familia lejana? ¿Y si había sucedido algo? Se levantó y contestó, aún extrañada. 

Al principio, nada. Después, una respiración al otro lado de la línea. De repente, una voz anciana rompió el silencio, con la voz entrecortada. 

- Soy tu abuela.

- Eh… - se quedó paralizada durante un instante -, eso es un poco difícil - su abuela había fallecido hacía más de 15 años.

- No creo que me haya equivocado - silencio. Pensó en su madre, que también faltaba ya, y se le erizó la piel -. Bueno, te vuelvo a llamar. Hasta mañana. 

- Hasta… mañana.

Volvió a colocar el aparato en su sitio, sintiendo que, tal vez, aquella mujer no se había equivocado. Que, tal vez, la que respondía desde el lugar equivocado era ella.


Muchacha con la mirada perdida se refleja en el cristal de una ventana. Imagen parte en blanco y negro y parte en color, con aspecto deteriorado.
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