Caótica

Caótica experiencia en una moto con cinco ruedas y cuatro patas. 

Cuatro patas para un banco, eso somos nosotros. 

Mi camiseta también es una caótica motocicleta; una vespa antigua, como los libros que hay aquí. 

La gente mira. Mira y hace fotos: a la lámpara que es un tubo corrugado de esos de meter cables, a la mesa (la mía), la de la motocicleta, con su carro lleno de libros, a los libros, las estanterías, la escalera… a todo lo que se pueda hacer fotos aunque no lo parezca. 

Tomamos té de sabores orientales con tartas de sabores mediterráneos; también tomamos zumos de frutas y de postre, un libro. 

Queremos creer que vamos a cambiar el mundo con nuestras letras y nuestras palabras, pero sólo somos un puñado de locos románticos que hemos encontrado en este rincón de la ciudad un lugar donde pensar, donde hablar, donde reírnos. 

Pasan las horas casi sin darnos cuenta y la gente de alrededor va desapareciendo sin hacer ruido. Pasan las horas, pasan las risas, pasan los versos… pero no pasa nada, nosotros seguimos aquí. 

Imagen by Auxi Liáñez Andrades en librería Caótica