DESPERTANDO

Yo he mirado al amor a los ojos y me ha dicho que no era suficiente. Pero es que a veces he confundido al amor con una maleta de viaje, con una furgoneta, con un reproche, con un problema. Y el amor, perdónenme que les diga, el amor es todo lo contrario a un problema. El amor es todo lo contrario a una piedra. El amor es fácil, del amor una no se da cuenta, porque no pesa, ni duele, ni habla. El amor está y, cuando le ponemos adjetivos, desaparece por completo y aparece ese adjetivo que no es amor, que es otra cosa, y que es, seguramente, lo que toca.

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Eres luz en la mañana, 

el rocío que se adentra, 

las sábanas mojadas 

hacia tus labios de seda.

Eres órdago al deseo, 

bajo el agua una escafandra, 

una flor sobre el desierto, 

la raíz en la palabra.

Eres todo lo que busco 

y sin buscar me dio en la cara, 

eres un todo entre mitades, 

algo que siempre eché en falta. 

Eres la duda y yo un mendigo

que se ha perdido entre dudas, 

quise anclar bajo tu ombligo

hasta que se durmió la luna.

Pero no, 

no vas a hacerme feliz, 

si antes no lo logro yo, 

si antes no nace de mí.

Eres la luna y yo aquel niño 

al que vuelve loco la luna, 

quise anclar bajo tu ombligo 

y recorrerte.

Eres la luna y yo aquel niño 

al que vuelve loco la luna, 

quiero anclar bajo tu ombligo 

y recorrerte.

Fuiste la luna y yo aquel niño 

al que volvió loco la luna,

quise anclar bajo tu ombligo

y recorrerte.

Pero no, 

no vas a hacerme feliz, 

si antes no lo logro yo, 

si antes no nace de mí.

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Y que si no piensas colorear de añil las horas, que si no vas a pedirme amor como un valiente, que si no estás dispuesto a comprender que no estoy loca, pero sí viva, entonces déjame en paz. Que yo solita encalo mi mundo, pago mis multas, sobrevivo a los nervios, pelo patatas, lloro a mis muertos, me abro de patas y amo mi cuerpo. Paro el antídoto y toso el veneno. Como ves, queda mucho por hacer todavía en esta selva.

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Y si un día, 

un día cualquiera, 

con el paso de los años, 

ves temblar a las mareas, 

entenderás este portazo. 

Y si un día, 

un día cualquiera, 

recordando lo vivido, 

ves mis huellas en la arena, 

no me sigues... 

me habré ido.

Me habré ido.

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Me marcho, casi salvaje, mi amor.

Superlativa, mi amor.

Y tan jodida, mi amor...

que ya no estoy medio dormida,

que ahora estoy... medio despierta.

Canción: Rubén Salcedo

Poema: Noelia Morgana

Dibujo by María Luisa Pachón