FIRENZE

La Vieja Señora me saluda
con el tañido de las campanas
sobre los recuerdos.

El tráfico endiablado
me recuerda que no estoy solo.
Demasiada gente.
Recuerdos atestados de imágenes
que no deberían estar ya.
Los siglos aquí, parecen pesar más
que en cualquier otra parte.

La noche está plagada de sonidos
que me golpean
como la fiebre al enfermo.

El viejo puente se llena de música
y la vida parece diferente.
La guitarra lleva los pasos
ligeros sobre la bruma
que inunda la noche.

La Vieja Señora no me cuida.
Me sorprende, me abraza,
me inunda de admiración,
pero no me cuida.

Amanece.
El cielo gris me sabe a tristeza.
Compartir es la suerte de los
corazones amables.

David enaltece los sentidos.
Nos recuerda que los amigos
son un tesoro,
que las faltas se curan
y la magia puede estar
en el encuadre de la próxima foto.

La Vieja Señora merece ser compartida,
admirada, respetada, sonreída.
Le pido perdón por mis pecados.
Solo el tiempo dirá si lo merezco.

Ya no tañen las campanas.
Los recuerdos forjados hoy,
son los abrazos de mañana...

Vista panorámica de la ciudad de Florencia desde el Piazzale de Michelangelo
Imagen by Antonio Denis

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