SALVAJES MARIPOSAS

Me comentan que
el amor está en continua evolución.
Que los sentimientos cambian
y las mariposas escapan
salvajes de nuevo.
Y es que estos preciosos lepidópteros
no son domesticables.
Al contrario,
ellas son quienes nos dictan
las locuras y los versos
que van a nacer y morir.

Vuelan.
Y lo hacen libres.
Porque el amor
no es posesión de nadie.

El amor es egoísta
pues solo con amor
espera ser correspondido.
Además,
en la misma forma e intensidad
en que nos desprendemos de él.
Y cuando esto no pasa,
porque cada uno
somos, nos damos y
vivimos de manera diferente
cada latido,
nos llenamos de decepción,
al vaciarnos sin encontrar el grifo
que nos llene de nuevo.

Y es que terminamos
pervirtiendo el amor.
Porque en realidad no es espera
ni exigencia,
aunque nuestro corazón
siempre espera y exige
un amor igual.
Entonces es cuando nos preguntamos
si de verdad amamos
o solo sabemos querer.

Amar es aceptar al otro
y recibirlo con el alma abierta,
deseando que sea él mismo,
sin caretas,
con la esperanza de que ese latido
sea el que se acompase al nuestro.

Amar es entender
que si no es así,
debemos soltar y ayudar
al vuelo del otro.

Amar es entender
que no somos dueños de su sonrisa
y que nuestro regalo
es que nunca se apague.

Y debemos amarnos
desplegando las alas para amar al otro
y ser el cielo donde vuele.
Lo haga o no a nuestro lado.
Aunque duela, desgaste, asuste
o nos llene de soledad.

Y seguiremos siendo egoístas,
pues querremos siempre encontrar
nuestro igual amor.
Quizá nunca lo hagamos,
pero intentemos, al menos,
amar respetando la libertad
y la naturaleza salvaje
de todas las mariposas.


Mariposas de diversos colores se agolpan juntas
Imagen by Royez

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