Dormir
Noches en vela. Sus ojeras pronunciadas lo delataban, la humedad de sus ojos era la seña de identidad de aquéllos que abrazan la noche... o que se dejan asfixiar por ella.
Como asfixiada yacía en su cama aquella mujer que tanto lo había perseguido. Qué débil, qué poca cosa. Creyó que podría ser la dueña de sus sueños y ahora dormía para siempre. Ilusa.
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