HISTORIAS NOCTURNAS


En esta noche de Halloween, o de ánimas, os dejamos algunas historias breves que os ayudarán a sentiros más seguros, si estáis solos. 👻👿

... y aprovechamos para presentaros a nuestro nuevo miembro del equipo, Mario Salgado. 

Pasad a nuestra sala de historias nocturnas... 

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VEN CONMIGO...

Los gritos no cesaban en la habitación contigua. Decidí levantarme de aquella cama y asomarme a hurtadillas para ver qué ocurría.

Aquella persona estaba sola. Se veía fuerte o, al menos, así era su complexión; sin embargo, gritaba y gritaba de dolor, decía morir de agonía… Me acerqué aún más a él y me percaté de que ni si quiera me percibía, aunque sí observé que diferenciaba el paso de las distintas personas. Pero yo… parecía ser invisible para él. Decidí acercarme, me atreví a tocarlo y ni se inmutó. Entonces le pregunté:

- ¿Cómo puedo ayudarte?

A lo que él respondió:

- Eres tú, ¿verdad? Ya estás aquí,¡llévame contigo!

Miré mi mano izquierda y por primera vez me di cuenta de mis huesos, de mi atuendo, y lo entendí todo. A lo que, sin dudarlo, repliqué:

- Sí, ven conmigo, deja de sufrir.

Y el dolor desapareció con su último suspiro.


-Cellinna- 

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NOS ENCONTRAREMOS EN LA NOCHE



Es muy atractiva. Se le ve joven y sana. Va un poco bebida por lo que no será complicado hacerme con su interés. Es presa fácil, aunque en el fondo, me da pena. Toda una vida por delante que gastar. Tantos sueños y deseos que yo voy a truncar esta misma noche. Tanta luz como despide su sonrisa, casi infantil aún, y que voy a apagar con la oscuridad de mis adentros.


Lo cierto es que me pesa acabar con la vida de estas jóvenes. Sí, no es la primera y no será la última. Desde el maldito momento en que ella me encontró, todas las noches se volvieron dominio del terror, con el único propósito de mitigar esta insaciable sed que me embarga. Me ofreció el placer más intenso y me hizo vibrar con su cuerpo inundado de lujuria y lascivia. Cuando perdí la conciencia, hundido en la profundidad de su negro ser, me arrebató el alma y cualquier atisbo de esperanza.

Ahora tengo la eternidad entera a mis pies para caminar por los sombríos recovecos de mi ser, absorbiendo el aliento de aquellos que elijo entre la multitud, para beber su sangre y calmar así este vacío que me consume lentamente. 

Dicen que somos los no muertos, pero en realidad somos los no vivos. Nos encontraremos en la noche...


-Denístocles-

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SUS MANOS EN MI PIEL

Fui la única superviviente del accidente. Mientras caíamos al agua, ni siquiera recordaba que ellas estaban detrás. El pánico del momento me dejó apenas con una bocanada de aire, lo justo para tratar de abrir la ventanilla y salir buceando de allí. El coche se fue hundiendo y yo salí a la superficie ya con agua en mis pulmones. Sólo me acordé de las dos amigas que viajaban conmigo mientras prestaba declaración a la policía. 

… pero ellas se ocuparon de recordarme su presencia, y de hacerme recibir mi castigo. Desperté en la noche, sintiendo una gran presión en mi vientre, en mi pecho. Mi nariz estaba taponada y por mi boca no entraba el aire. 

Me encontraron con las marcas de sus manos en mi piel, en mi cuello, en mi cara. Los ojos apagados, las pupilas sin vida. Nadie sabe qué me ocurrió, pero yo huiré de ellas por toda la eternidad.


-Giadalia-

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DORMIR

Se quedó dormida de puro agotamiento, aunque no podía permitírselo; debía atender muchas habitaciones, muchas camas, muchos pacientes.

Pero, tras dos días y dos noches sin dormir, no aguantó más y cayó en un extraño estado de vigilia; semidespierta pero con el cuerpo dormido, por lo que podía oír todo lo que pasaba a su alrededor: los gritos, los chasquidos de los muebles, el arrastrar de las sillas... y un zumbido infernal, cada vez más intenso, que se iba acercando rápidamente.

La angustia y el pánico se apoderaron de ella cuando el zumbido, los gritos, los susurros y el frío extremo empezaron a rodearla para entrar por la única puerta que ella sabía que había dejado abierta: ¡su boca! ¡Se había quedado dormida con la boca abierta! Tenía la certeza absoluta.

¡Despierta! ¡Vamos, despiértate! ¡Tienes que cerrar la boca y los ojos!

Fue demasiado tarde... nunca más volvió a dormir.

Se arrastraría como una serpiente por los pasillos de ese hospital, buscando a otras víctimas a las que cerrar la boca para siempre, por el resto de los días...


-Maulia-

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ESCENA FAMILIAR

Llegó a casa exhausto. ¡Dos en una sola noche! Y encima esos sindicalistas de mierda habían cogido sus palos y antorchas y lo habían perseguido por media ciudad. Ya no se podía trabajar tranquilo...

Se dejó caer en el sofá, al amparo de la lumbre. Dejó su maletín en el suelo, se quitó la chistera y se desanudó la capa. Se quedó quieto viendo, sin ver, a la pequeña jugando en la alfombra.

Unas manos se posaron en la espalda, unos labios en su oreja.

- ¿Una noche movida?

- No me han dejado destriparlas tranquilo, joder
- dijo, inclinándose para coger a la chiquitina y jugar con ella.

- ¡Oh, qué horror! - gritó ella, espantada - ¿Cuántas veces tengo que decirte que te laves las manos antes de coger a la niña, Jack?


-Arquero-




Gato negro de ojos verdes nos observa.
Imagen by Diario Sur

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