Tú, cuya mano
Tú, cuya mano me ha bañado
de un fuego transparente las
[espaldas,
cuyos ojos en claros naufragios
[hundieron
algunos principios elementales
[de mi alma,
tú eres mi patria.
Tú que no tienes apellido,
que no sé si eres pájaro o si
[alcándara,
pues de todos tus brazos las
[letras de plomo
cayéndose han ido, como si
[fueran nueces vanas,
tú eres mis padres
y mi patria.
Tú, que ni tú te acuerdas dónde
tendiste a orear las nubes blancas,
que de tantos amores que tienes
[confundes
el nombre de todos los días de cada
[semana,
tú eres mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Tú, que tan dulcemente besas
que el cielo boca abajo se volcaba,
y que no se sabía de quién ya la
[lengua,
de quién la saliva, de puro sabrosa
[y templada,
tú eres mis leyes
y mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Tú, que apacientas calaveras
por las praderas de la verde África
y a los rojos leones les echas de
[pasto
las rosas de leche de aquella
[luna de Sumatra,
tú eres mi ejército
y mis leyes
y mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Eres mi ejército y mis leyes
y mi Dios y mis padres y mi patria,
y el ejército y Dios y las leyes y
[todos
los padres y patrias se creen que tú
[no eres nada:
que no eres nada.
de un fuego transparente las
[espaldas,
cuyos ojos en claros naufragios
[hundieron
algunos principios elementales
[de mi alma,
tú eres mi patria.
Tú que no tienes apellido,
que no sé si eres pájaro o si
[alcándara,
pues de todos tus brazos las
[letras de plomo
cayéndose han ido, como si
[fueran nueces vanas,
tú eres mis padres
y mi patria.
Tú, que ni tú te acuerdas dónde
tendiste a orear las nubes blancas,
que de tantos amores que tienes
[confundes
el nombre de todos los días de cada
[semana,
tú eres mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Tú, que tan dulcemente besas
que el cielo boca abajo se volcaba,
y que no se sabía de quién ya la
[lengua,
de quién la saliva, de puro sabrosa
[y templada,
tú eres mis leyes
y mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Tú, que apacientas calaveras
por las praderas de la verde África
y a los rojos leones les echas de
[pasto
las rosas de leche de aquella
[luna de Sumatra,
tú eres mi ejército
y mis leyes
y mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Eres mi ejército y mis leyes
y mi Dios y mis padres y mi patria,
y el ejército y Dios y las leyes y
[todos
los padres y patrias se creen que tú
[no eres nada:
que no eres nada.
Letra: Agustín García Calvo
Música: J.A. Sánchez Ferlosio
Canta y versiona: Amancio Prada, 2004
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Imagen by Youtube |
ES magnífico. Que envidia escribir con esta soltura, con frescura y a la vez esa pasión. Precioso : D
ResponderEliminarSí, realmente es un poema precioso, musicado y cantado de forma perfecta para darle el realce que se merece.
EliminarTambién nos da envidia sana esta habilidad de la que hablas.
Gracias por pasarte, Margarita.