Libro

Llegaste como un delicado elogio.
Así te acaricié y recibí tu aroma.
Curioso y agradecido
navegué por los siete mares,
escalé las más altas cumbres,
combatí contra poderosos malvados,
recité hermosos versos.
Conquisté y fui conquistado.
Contigo nunca estuve solo.

A veces te olvidé,
te guardé casi oculto
entre la multitud.
Pero fue solo un instante.
Al final regresé a ti,
te di de nuevo la vida
volviéndote a abrir,
dejando al viento correr entre tus hojas,
permitiendo a mi imaginación volar
una vez más sobre tus mundos.

Y tú me devolviste recuerdos.
Sensaciones y sentimientos apagados
que volvían a arder en tu presencia.
Contigo regresaba él, o ella, o ellos,
y la soledad se vestía de compañía,
nostalgia y cariño.

Contigo aprendí a escribir,
a juntar mis pedazos y formar
un todo con algo de sentido.
Aprendí a leer,
a entender más allá de las palabras.
Contigo aprendí a viajar,
a disfrutar de lugares que
crecían ya en mi interior.

Gracias, amigo,
por tanto que me has dado
y por ofrecerte siempre a dar más.
Por guardar ese refugio 

público y universal en tu regazo.
Por ser la caja de mis trozos
y bandeja de los de los demás.
Por ser obsequio y abrazo.
Por ser ese grito
que no puede faltar.

Después de leer un libro uno no vuelve a ser el mismo. Poema homenaje Día del libro
Imagen by IiSUE - UNAM

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