POEMA DEL MÍO CID

Tras nuestro segundo aniversario nos hacemos un pequeño lavado de cara para continuar llegándoos de la mejor manera. Tenemos varias secciones nuevas que llenarán esta estantería de letras. Una de ellas será esta de la noche de los martes. Queremos que podáis disfrutar de la mejor literatura por lo que vamos a dejaros, cada semana, un fragmento de un texto clásico para recordarlo y animarnos así a descubrirlo, o sencillamente, leerlo de nuevo para disfrutar de sus letras. Arrancamos con el Poema del Mío Cid.
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LOS CRISTIANOS SALEN A BATALLA

Ya por las torres de Cuarte – salieron todos armados:
mío Cid a sus guerreros – bien los iba aleccionando.
Dejan guardando las puertas – hombres muy bien pertrechados.
Salió al campo mío Cid – en Babieca, su caballo
que de todas guarniciones – iba bien enjaezado.
Ya están fuera de Valencia, – la enseña caudal llevando:
van cuatro mil menos treinta – con mío Cid, por su lado,
y a luchar a gusto van – con cincuenta mil contrarios;
Minaya, con Alvar Álvarez, – atacó por otro lado.
Y le plugo al Creador – que pudieran derrotarlos.
El Cid empleó la lanza, – luego a la espada echó mano,
y a tantos moros mató – que no es posible contarlos:
por su codo abajo va – sangre mora chorreando.
Al rey moro Yusuf, tres – fuertes golpes le ha asestado,
mas de su espada se escapa – espoleando el caballo,
ocultándose en Cullera – en un castillo palacio:
tras él se fue mío Cid – por si podía alcanzarlo,
con otros que le acompañan – de entre sus fieles vasallos.
Desde Cullera volvió – mío Cid el bienhadado,
muy alegre de lo que – por los campos capturaron;
vio cuánto vale Babieca – de la cabeza hasta el rabo.



LOS CRISTIANOS SALEN A BATALLA

Salidos son todos armados – por las torres de Quarto,
mio Çid a los sos vassallos – tan bien los acordando.
Dexan a las puertas – omnes de grant recabdo.
Dios salto mio Çid – en Bavieca el so cavallo;
de todas guarnizones – muy bien es adobado.
La seña sacan fuera – de Valençia dieron salto,
quatro mill menos treinta – con mio Çid van a cabo,
a los çinquaenta mill – vanlos ferir de grado;
Alvar Fáñez e Minaya – entráronles del otro cabo.
Plogo al Criador – e ovieron de arrancarlos.
Mio Çid empleó la lança, – al espada metió mano,
atantos mata de moros – que non fueron contados;
por el cobdo ayuso – a sangre destellando.
Al rey Yúcef – tres colpes le ovo dados,
saliósle del sol espada, – ca muchol andido el cavallo,
metiósle en Gujera, – un castiello palaçiano;
mio Çid el de Bivar – fasta allí llegó en alcanço
con otros quel consiguen – de sos buenos vassallos.
Desd´ allí se tornó – el que en buen ora nasco,
mucho era alegre – de lo que an caçado;
allí preçió a Bavieca – de la cabeça fasta a cabo.


-Anónimo-

Don Ramón Menéndez Pidal señaló en un estudio sobre el Poema de mío Cid que dos autores podían estar detrás del único poema épico que se conserva en un manuscrito también único: el juglar de San Esteban de Gormaz (hacedor de una primera versión hacia 1110 y cercana a la muerte de El Cid, en 1099) y el juglar de Medinaceli, cuya interpretación realizó alrededor de 1140. Otra hipótesis concede a Per Abbat no sólo la copia, sino la autoría, fechada alrededor de 1207.


* Fragmento extraído de la edición de <<Clásicos Españoles>> de El País, 2005, de Eugenio J. Alonso Martín. 



Imagen de la estatua dedicada al Cid Campeador en la ciudad de Burgos. El héroe cabalga sobre su caballo espada en mano
Imagen by Biblioteca de occidente (estatua del Cid en Burgos)

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