Y SIN EMBARGO







Me lo dijeron mil veces,
mas yo nunca quise poner atención.
Cuando vinieron los llantos
ya estabas muy dentro de mi corazón.


Te esperaba hasta muy tarde,
ningún reproche te hacía;
lo más que te preguntaba
era que si me querías.

Y bajo tus besos en la madrugá,
sin que tú notaras la cruz de mi angustia
solía cantar:

Te quiero más que a mis ojos,
te quiero más que a mi vía,
más que al aire que respiro
y más que a la mare mía.

Que se me paren los pulsos
si te dejo de querer,
que las campanas me doblen
si te falto alguna vez.

Eres mi vía y mi muerte,
te lo juro, compañero,
no debía de quererte,
no debía de quererte
y sin embargo...


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De sobra sabes
que eres la primera,
que no miento si juro que daría
por ti la vida entera, por ti la vida entera
Y sin embargo un rato cada día,
ya ves,
te engañaría con cualquiera,
te cambiaría por cualquiera.

Ni tan arrepentido ni encantado
de haberme conocido, lo confieso,
tú que tanto has besado, tú,
que me has enseñado.
Sabes mejor que yo
que, hasta los huesos,
sólo calan los besos que no has dado,
los labios del pecado.

Porque una casa sin ti es una embajada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.

Y me envenenan los besos que voy dando,
y sin embargo, cuando duermo sin ti,
contigo sueño;
y con todas, si duermes a mi lado.
Y, si te vas, me voy por los tejados,
como un gato sin dueño,
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin marcharla tu hermosura.

No debería contarlo y, sin embargo,
cuando pido la llave de un hotel
y a medianoche encargo
un buen champán francés
y cena con velitas para dos,
siempre es con otra, amor, 
nunca contigo,
bien sabes lo que digo.

Porque una casa sin ti es una oficina,
un teléfono ardiendo en la cabina,
una palmera en el museo de cera,
un éxodo de oscuras golondrinas.

Y me envenenan los besos que voy dando,
y sin embargo, cuando duermo sin ti,
contigo sueño;
y con todas, si duermes a mi lado.
Y, si te vas, me voy por los tejados
como un gato sin dueño,
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla tu hermosura.

Y, cuando vuelves, hay fiesta en la cocina
y baile sin orquesta
y ramos de rosas con espinas.
Pero dos no es igual que uno más uno
y el lunes, al café del desayuno, 
vuelve la guerra fría,
y al cielo de tu boca, el purgatorio,
y al dormitorio, el pan de cada día.

Y me envenenan los besos que voy dando.

Joaquín Sabina - 2000
Interpretada junto a Mara Barros

Joaquín Sabina interpreta "Y sin embargo" junto a Mara Barros, en directo.
Imagen by Youtube

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