OTRO SÁBADO
Dicen
que
“el trabajo dignifica al hombre”.
Hay, entonces,
mucha gente digna.
Pero si la vida es
el latido del viento,
el olor de los momentos,
la dureza del esfuerzo,
la ternura del abrazo,
la calidez del sofá,
la pasión del orgasmo,
la alegría de la compañía,
la tristeza del amor,
el alborozo de la risa,
la magia de la poesía,
el universo de unos ojos,
el misterio de una palabra,
la necesidad de un cuerpo,
esa voz,
esta caricia,
una onza de chocolate,
el beso,
el gemido,
el te quiero
únicos.
Entonces,
la dignidad cobra un nuevo sentido
y se convierte casi en un trofeo,
que cuidar
y proteger.
Demos pues a la palabra
humanidad,
la dignidad que se merece.
“el trabajo dignifica al hombre”.
Hay, entonces,
mucha gente digna.
Pero si la vida es
el latido del viento,
el olor de los momentos,
la dureza del esfuerzo,
la ternura del abrazo,
la calidez del sofá,
la pasión del orgasmo,
la alegría de la compañía,
la tristeza del amor,
el alborozo de la risa,
la magia de la poesía,
el universo de unos ojos,
el misterio de una palabra,
la necesidad de un cuerpo,
esa voz,
esta caricia,
una onza de chocolate,
el beso,
el gemido,
el te quiero
únicos.
Entonces,
la dignidad cobra un nuevo sentido
y se convierte casi en un trofeo,
que cuidar
y proteger.
Demos pues a la palabra
humanidad,
la dignidad que se merece.
Imagen by Fundación Esperanza Viva
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